Mi abuelito Ricardo al cual le gustaba que lo llamen Papa Ricardo, tenia una costumbre que siempre recuerdo.
De forma frecuente el caminaba hacia el fondo de la casa en donde se encontraba el jardín, era como una especie de ritual para unirse a la naturaleza por unos breves minutos.
Algo peculiar sucedió entre una de esas caminatas, cuando el de pronto arranco una hoja de un árbol y metió a la boca esta pequeña hoja para masticarla.
Yo solo observe y no me anime a preguntarle porque lo hizo. Luego llegue a lo conclusión de que quizás estos rituales de Papa Ricardo eran los pequeños secretos que los hombres debemos realizar y mantener en secreto para nosotros.
lunes, octubre 20, 2008
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