Julio Ricardo Zuna Cossío
El título de este artículo suena como una súplica, pero en realidad es una necesidad urgente.
Aquí la gente tiene la siguiente filosofía de vida: “Qué me importa el medio ambiente”. Este modo de pensar sólo nos va a llevar a la catástrofe ecológica y quedaremos condenados para siempre, ya que no existe ciencia que pueda revertir los daños ecológicos. El reciclaje es un proceso muy costoso, en el que es difícil educar a la sociedad, pero el beneficio es incalculable para las futuras generaciones.
El tratamiento que se da a los desechos en Bolivia es deprimente. En este país tenemos una conciencia ecológica destructiva que va en contra de la conservación del medio ambiente. Aparte de mutilar la ecología, somos en general derrochadores de energía, como si viviéramos en el Primer Mundo. Este derroche sólo tiene como consecuencia las dañinas emisiones de gas que agrandan cada día más el agujero en la capa de ozono.
La basura orgánica e inorgánica se puede utilizar para crear energía limpia y dotar de electricidad las áreas rurales a un costo ‘solidario’. Es muy improbable que el gobierno municipal o nacional emprenda una empresa de esta naturaleza, sólo una organización privada con responsabilidad social y conciencia ecológica podría atreverse a incursionar en el negocio de la energía limpia y en el tratamiento de los desechos para usos alternativos.
Pero el reciclaje no es sólo tarea del Gobierno y de la empresa privada, sino de todos. Tenemos que estar involucrados en esta lucha, construir día a día una sociedad ‘limpia y verde’, comprar sólo productos biodegradables, reutilizar los envases de vidrio y de plástico, generar menos basura por persona y ahorrar toda la electricidad que podamos.
Somos un país que goza de una relativa buena salud ecológica, pero si no tomamos ahora los recaudos necesarios, nuestros hijos serán los que tendrán que bregar con la basura que les dejemos como herencia.
No convirtamos Bolivia en basurero del mundo. No acabemos como otros países que no tuvieron más alternativa que exportar su basura (mal llamados productos de segunda mano) a países subdesarrollados como el nuestro.
En el futuro, las sociedades no tendrán que luchar cruentas guerras ni adaptarse a los cataclismos climáticos, pues si quieren evitar su desaparición tendrán que reciclar su basura como única alternativa para sobrevivir.
En Europa la conciencia ecológica rebasa los límites de lo que aquí consideramos racional, porque ellos son capaces de encadenarse a un árbol para evitar su tala, mientras que en Bolivia parece que cada ciudadano posee su propia motosierra para quitar esos estorbos llamados árboles.
Éste es un llamado a la reflexión para aprender a valorar nuestra ecología y crear una conciencia ambiental sana para nuestro planeta; dejemos de maltratarlo porque él nos clama que lo respetemos.
Sólo espero que Dios nos perdone por el daño que hemos causado a su creación, la Tierra, que nosotros llamamos cínicamente hogar.
Viernes 27 de Enero del 2006, Diario Mayor El Deber
viernes, enero 27, 2006
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2 comentarios:
Hola Julio, no lei tu artículo, pero lo estamos usando de ejemplo en la clases de medios, sigue adelante....!
Gracias por la visita querido Marcelo, espero que vuelvas pronto.
Si necesitan ayuda con algo de medios de enseñanza estoy presto para cooperarlos.
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