Gracias a la iniciativa del emprendedor Willy Andres se ha logrado consolidar la creación de la Comunidad Firefox Bolivia, esta permitira difundir y promover el uso de este magnifico navegador.
El lanzamiento sin bombos y platillos ha creado una expectativa tremenda, ya que esta comunidad era muy esperada por los Bolivianos que usan el navegador de internet no solamente en el territorio nacional sino tambien los que residen en el exterior.
Solo queda que participen a traves de sus aportes y de esta forma hacer crecer la comunidad de usuarios de Firefox.
jueves, noviembre 30, 2006
domingo, noviembre 19, 2006
LOS BLOG DE MASACO
Estoy retornando despues de casi un año inactivo en la blogosfera, pero esta vez volvi para quedarme y ponerme al día con mis post, dentro de poco les tendre interesantes noticias sobre algunos proyectos que tengo en mente.
Por el momento les dejo la lista de mis Blog's para que se distraigan un rato:
http://audiolibros.blogspot.com/
http://nacioncamba.blogspot.com/
http://cuentoscambas.blogspot.com/
http://soyabolivia.blogspot.com/
http://recetasliterarias.blogspot.com/ (En construcción)
http://riveromercado.blogspot.com/
http://autonomiaya.blogspot.com/ (Fotoblog)
Por el momento les dejo la lista de mis Blog's para que se distraigan un rato:
http://audiolibros.blogspot.com/
http://nacioncamba.blogspot.com/
http://cuentoscambas.blogspot.com/
http://soyabolivia.blogspot.com/
http://recetasliterarias.blogspot.com/ (En construcción)
http://riveromercado.blogspot.com/
http://autonomiaya.blogspot.com/ (Fotoblog)
martes, junio 13, 2006
LOS ANAQUELES DE LIBROS
Julio Ricardo Zuna Cossìo
Jorge Luis Borges dijo una vez: “El libro en sí es una cosa entre las cosas, es una cosa muerta, pero ahí están esperando, están esperándonos siempre; en este momento yo siento esa presencia mágica en los anaqueles, yo siento que ahí están los libros pidiéndonos a nosotros que los leamos, porque sólo cuando el libro es leído, el libro vive; los libros que no se leen son cosas muertas como si fueran escritos con caracteres desconocidos; en cambio, el libro está ahí esperándonos”.
La Séptima Feria del Libro y sus anaqueles repletos nos esperaron con esas cosas muertas y nos pedían que les otorgáramos vida. Esperemos que este año haya habido muchos valientes que le dieron una familia y un hogar a los cientos de libros que esperaron por nosotros.
El pasado 23 de abril se celebró un año de la creación más importante y trascendental que el ser humano ha concebido: el libro. Ese día pasó desapercibido en Santa Cruz, ya que nadie recordó que también los libros tienen cumpleaños. Esa omisión nuestra es común todos los días del inculto año, ya que los libros se los utiliza aquí como ornamento: para que se vea más elegante una oficina o para aparentar ser un intelectual empedernido. Esa pecaminosa y criminal forma de acumular polvo sobre los libros es tan mala como quemarlos o destruirlos como lo hizo hace 73 años Adolfo Hitler, en ese frenesí por intentar abolir la cultura emergente de los judíos en Alemania.
Así como Hitler lo hizo, la ciudad de Santa Cruz está destruyendo a su forma los libros, dejándolos desamparados en los anaqueles de las librerías y las bibliotecas, olvidados como un amor de otoño que esperamos que vuelva, pero que nunca regresa.
Leer un libro es un acto de amor, es soñar y sentir que la vida fluye por nuestras venas. Construyamos un mundo mejor a través de la lectura. Y justamente los libros son un instrumento, un medio para construirnos a nosotros mismos como seres humanos.
Martes 13 de junio del 2006, Diario Mayor El Deber
Jorge Luis Borges dijo una vez: “El libro en sí es una cosa entre las cosas, es una cosa muerta, pero ahí están esperando, están esperándonos siempre; en este momento yo siento esa presencia mágica en los anaqueles, yo siento que ahí están los libros pidiéndonos a nosotros que los leamos, porque sólo cuando el libro es leído, el libro vive; los libros que no se leen son cosas muertas como si fueran escritos con caracteres desconocidos; en cambio, el libro está ahí esperándonos”.
La Séptima Feria del Libro y sus anaqueles repletos nos esperaron con esas cosas muertas y nos pedían que les otorgáramos vida. Esperemos que este año haya habido muchos valientes que le dieron una familia y un hogar a los cientos de libros que esperaron por nosotros.
El pasado 23 de abril se celebró un año de la creación más importante y trascendental que el ser humano ha concebido: el libro. Ese día pasó desapercibido en Santa Cruz, ya que nadie recordó que también los libros tienen cumpleaños. Esa omisión nuestra es común todos los días del inculto año, ya que los libros se los utiliza aquí como ornamento: para que se vea más elegante una oficina o para aparentar ser un intelectual empedernido. Esa pecaminosa y criminal forma de acumular polvo sobre los libros es tan mala como quemarlos o destruirlos como lo hizo hace 73 años Adolfo Hitler, en ese frenesí por intentar abolir la cultura emergente de los judíos en Alemania.
Así como Hitler lo hizo, la ciudad de Santa Cruz está destruyendo a su forma los libros, dejándolos desamparados en los anaqueles de las librerías y las bibliotecas, olvidados como un amor de otoño que esperamos que vuelva, pero que nunca regresa.
Leer un libro es un acto de amor, es soñar y sentir que la vida fluye por nuestras venas. Construyamos un mundo mejor a través de la lectura. Y justamente los libros son un instrumento, un medio para construirnos a nosotros mismos como seres humanos.
Martes 13 de junio del 2006, Diario Mayor El Deber
viernes, enero 27, 2006
RECICLEMOS POR FAVOR
Julio Ricardo Zuna Cossío
El título de este artículo suena como una súplica, pero en realidad es una necesidad urgente.
Aquí la gente tiene la siguiente filosofía de vida: “Qué me importa el medio ambiente”. Este modo de pensar sólo nos va a llevar a la catástrofe ecológica y quedaremos condenados para siempre, ya que no existe ciencia que pueda revertir los daños ecológicos. El reciclaje es un proceso muy costoso, en el que es difícil educar a la sociedad, pero el beneficio es incalculable para las futuras generaciones.
El tratamiento que se da a los desechos en Bolivia es deprimente. En este país tenemos una conciencia ecológica destructiva que va en contra de la conservación del medio ambiente. Aparte de mutilar la ecología, somos en general derrochadores de energía, como si viviéramos en el Primer Mundo. Este derroche sólo tiene como consecuencia las dañinas emisiones de gas que agrandan cada día más el agujero en la capa de ozono.
La basura orgánica e inorgánica se puede utilizar para crear energía limpia y dotar de electricidad las áreas rurales a un costo ‘solidario’. Es muy improbable que el gobierno municipal o nacional emprenda una empresa de esta naturaleza, sólo una organización privada con responsabilidad social y conciencia ecológica podría atreverse a incursionar en el negocio de la energía limpia y en el tratamiento de los desechos para usos alternativos.
Pero el reciclaje no es sólo tarea del Gobierno y de la empresa privada, sino de todos. Tenemos que estar involucrados en esta lucha, construir día a día una sociedad ‘limpia y verde’, comprar sólo productos biodegradables, reutilizar los envases de vidrio y de plástico, generar menos basura por persona y ahorrar toda la electricidad que podamos.
Somos un país que goza de una relativa buena salud ecológica, pero si no tomamos ahora los recaudos necesarios, nuestros hijos serán los que tendrán que bregar con la basura que les dejemos como herencia.
No convirtamos Bolivia en basurero del mundo. No acabemos como otros países que no tuvieron más alternativa que exportar su basura (mal llamados productos de segunda mano) a países subdesarrollados como el nuestro.
En el futuro, las sociedades no tendrán que luchar cruentas guerras ni adaptarse a los cataclismos climáticos, pues si quieren evitar su desaparición tendrán que reciclar su basura como única alternativa para sobrevivir.
En Europa la conciencia ecológica rebasa los límites de lo que aquí consideramos racional, porque ellos son capaces de encadenarse a un árbol para evitar su tala, mientras que en Bolivia parece que cada ciudadano posee su propia motosierra para quitar esos estorbos llamados árboles.
Éste es un llamado a la reflexión para aprender a valorar nuestra ecología y crear una conciencia ambiental sana para nuestro planeta; dejemos de maltratarlo porque él nos clama que lo respetemos.
Sólo espero que Dios nos perdone por el daño que hemos causado a su creación, la Tierra, que nosotros llamamos cínicamente hogar.
Viernes 27 de Enero del 2006, Diario Mayor El Deber
El título de este artículo suena como una súplica, pero en realidad es una necesidad urgente.
Aquí la gente tiene la siguiente filosofía de vida: “Qué me importa el medio ambiente”. Este modo de pensar sólo nos va a llevar a la catástrofe ecológica y quedaremos condenados para siempre, ya que no existe ciencia que pueda revertir los daños ecológicos. El reciclaje es un proceso muy costoso, en el que es difícil educar a la sociedad, pero el beneficio es incalculable para las futuras generaciones.
El tratamiento que se da a los desechos en Bolivia es deprimente. En este país tenemos una conciencia ecológica destructiva que va en contra de la conservación del medio ambiente. Aparte de mutilar la ecología, somos en general derrochadores de energía, como si viviéramos en el Primer Mundo. Este derroche sólo tiene como consecuencia las dañinas emisiones de gas que agrandan cada día más el agujero en la capa de ozono.
La basura orgánica e inorgánica se puede utilizar para crear energía limpia y dotar de electricidad las áreas rurales a un costo ‘solidario’. Es muy improbable que el gobierno municipal o nacional emprenda una empresa de esta naturaleza, sólo una organización privada con responsabilidad social y conciencia ecológica podría atreverse a incursionar en el negocio de la energía limpia y en el tratamiento de los desechos para usos alternativos.
Pero el reciclaje no es sólo tarea del Gobierno y de la empresa privada, sino de todos. Tenemos que estar involucrados en esta lucha, construir día a día una sociedad ‘limpia y verde’, comprar sólo productos biodegradables, reutilizar los envases de vidrio y de plástico, generar menos basura por persona y ahorrar toda la electricidad que podamos.
Somos un país que goza de una relativa buena salud ecológica, pero si no tomamos ahora los recaudos necesarios, nuestros hijos serán los que tendrán que bregar con la basura que les dejemos como herencia.
No convirtamos Bolivia en basurero del mundo. No acabemos como otros países que no tuvieron más alternativa que exportar su basura (mal llamados productos de segunda mano) a países subdesarrollados como el nuestro.
En el futuro, las sociedades no tendrán que luchar cruentas guerras ni adaptarse a los cataclismos climáticos, pues si quieren evitar su desaparición tendrán que reciclar su basura como única alternativa para sobrevivir.
En Europa la conciencia ecológica rebasa los límites de lo que aquí consideramos racional, porque ellos son capaces de encadenarse a un árbol para evitar su tala, mientras que en Bolivia parece que cada ciudadano posee su propia motosierra para quitar esos estorbos llamados árboles.
Éste es un llamado a la reflexión para aprender a valorar nuestra ecología y crear una conciencia ambiental sana para nuestro planeta; dejemos de maltratarlo porque él nos clama que lo respetemos.
Sólo espero que Dios nos perdone por el daño que hemos causado a su creación, la Tierra, que nosotros llamamos cínicamente hogar.
Viernes 27 de Enero del 2006, Diario Mayor El Deber
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